Desarrollo Sustentable
Mientras que el PIB mide el dinero que ingresa en una sociedad a partir de su actividad productiva, la distribución de la riqueza mide cómo es repartido. Este tipo de análisis permite evaluar si existe o no desigualdad económica y cuáles son sus características.
Se trata de un término fundamental en los estudios de la macroeconomía, ya que la distribución de la riqueza funciona como un indicador de la desigualdad social.
Este tipo de análisis permite evaluar si existe o no desigualdad económica y cuáles son sus características.
Se trata de un término fundamental en los estudios de la macroeconomía, ya que la distribución de la riqueza funciona como un indicador de la desigualdad social.
En efecto, la distribución de la riqueza rara vez es proporcional al nivel de esfuerzo o productividad de los sectores evaluados. De ahí que sea necesario el estudio de los modos en que la renta se distribuye.
Este término suele ser invocado en diversos análisis sociales para evidenciar las desigualdades que requieren ser atendidas. Por ello, es de amplio uso en enfoques como los estudios marxistas, aunque no exclusivamente.
La distribución de la riqueza está determinada por un conjunto de variables de diferente índole, a nivel macro o micro, como el modo en que las empresas y hasta los hogares gestionan sus recursos.
Sin embargo, el Estado juega un papel fundamental a la hora de garantizar una cierta equidad en la distribución de la renta, la cual tiene que ver con las políticas del Estado como:
• Materia tributaria;
• Leyes sobre la inversión nacional o internacional;
• Leyes de importación o exportación;
• Política económica en general.
Hoy, en la mayoría de países democráticos (pero también en muchos regímenes autoritarios) se practica alguna forma de redistribución de ingresos. En un sistema de impuesto sobre la renta progresivo, un contribuyente con ingresos altos soportará una tasa impositiva mayor que otro con ingresos bajos. Otro método de redistribución basado en los impuestos es el impuesto sobre la renta negativo: los contribuyentes de muy bajos ingresos no pagan impuesto sobre la renta, sino que lo cobran, porque el Estado les abona una cantidad para complementar sus ingresos.
Otros tipos de redistribución estatal de ingresos son:
los subsidios (como el de desempleo o el de enfermedad)
las pensiones(de vejez, de discapacidad, de orfandad y otras)
un sistema sanitario público
un sistema educativo público
los vales (de comida, por ejemplo)
Algunos de estos programas de transferencia de rentas están financiados a través de impuestos generales (otros se financian mediante cotizaciones sociales), pero benefician a los pobres, que pagan pocos impuestos o ninguno. Aunque las personas beneficiarias de tales programas puedan preferir que se les dé directamente dinero en efectivo, las transferencias mediante subsidios o vales pueden ser más aceptables para la sociedad, ya que así puede controlar en cierta medida cómo se gastan los fondos.
La diferencia entre el índice de Gini de distribución de ingresos antes de impuestos y el índice de Gini después de impuestos es un indicador de los efectos en la redistribución de dichos impuestos. Esta diferencia también puede servir para evaluar otros tipos de redistribución.
La redistribución de riqueza puede efectuarse a través de la reforma agraria, que transfiere la propiedad de tierras de una categoría de personas a otra, o a través de impuestos sobre las herencias (impuesto de sucesiones) o impuestos directos sobre la riqueza (impuesto sobre el patrimonio). Los efectos de estas políticas pueden medirse a través de los índices de Gini antes y después de aplicarlas.
Los objetivos de la redistribución de ingresos son aumentar las oportunidades y la estabilidad económica de los miembros menos ricos de la sociedad, de modo que esta redistribución habitualmente incluye la financiación de servicios públicos.
Un fundamento de la redistribución es el concepto de justicia distributiva, cuya premisa es que dinero y recursos deben distribuirse de tal manera que lleven a una sociedad socialmente justa, y posiblemente, más igualitaria financieramente. Otro argumento es que una clase media más amplia beneficia a una economía al permitir que más individuos sean consumidores, a la vez que proporciona igualdad de oportunidades para lograr un mejor nivel de vida. Un argumento adicional, que aparece por ejemplo en el trabajo de John Rawls, es que una sociedad verdaderamente justa se organizaría de una manera que beneficiara a los menos aventajados, y cualquier desigualdad sería permisible solo si beneficia a los menos aventajados (por ejemplo, se puede tolerar que los médicos tengan mayores salarios porque, de lo contrario, menos gente estudiaría para médico y no habría quien curara a los pobres).
Algunos partidarios de la redistribución argumentan que una externalidad del capitalismo es la desigual distribución de la riqueza.
Otros, como Paul Krugman, argumentan que la desigualdad de ingresos es causa de crisis económicas, y que reducir esta desigualdad es una manera de impedir o aliviar estas crisis. De esta forma la redistribución beneficia al conjunto de la economía. Esta visión estuvo asociada con la escuela subconsumista en el siglo XIX, que ahora se considera un aspecto de algunas escuelas de economía keynesiana. También ha sido postulada, por razones diferentes, por la economía marxista. Particularmente, en los EE. UU. de la década de 1920 por Waddill Catchings y William Trufant. Actualmente existe un gran debate respecto a cuánto más ricos se han hecho los extremadamente ricos en décadas recientes. Thomas Piketty, con su libro El capital en el siglo XXI, es su mayor exponente, criticado en ciertas publicaciones como The Economist.
La teoría de la elección pública afirma que la redistribución tiende a beneficiar a los que tienen el poder político para fijar prioridades de gasto, más que a los necesitados, que carecen de influencia real sobre el Gobierno.
Los economistas socialistas John Roemer y Pranab Bardhan critican la redistribución vía impuestos en el contexto de la socialdemocracia de estilo nórdico, destacando su éxito limitado en promover un relativo igualitarismo y su falta de sostenibilidad. Señalan que la socialdemocracia requiere un movimiento laborista fuerte (partidos socialistas o similares con opciones de gobernar) para sostener su intensa redistribución, y que es poco realista esperar que tal redistribución sea factible en países con movimientos laboristas más débiles. Señalan que, incluso en los países escandinavos, la socialdemocracia ha declinado desde que se debilitó el movimiento laborista. En cambio, Roemer y Bardhan arguyen que cambiar los patrones de propiedad de empresa y socialismo de mercado, obviando la necesidad de redistribución, sería más sostenible y eficaz en promover el igualitarismo.
Los economistas marxistas argumentan que las reformas socialdemócratas –incluyendo políticas para redistribuir ingresos– como el subsidio de paro e impuestos altos a los beneficios y a los ricos, crean más contradicciones en el capitalismo, al limitar más la eficacia del sistema capitalista mediante la reducción de incentivos para que los capitalistas inviertan en aumentar la producción. En la visión marxista, la redistribución no puede resolver las cuestiones de fondo del capitalismo –solo puede hacerlo la transición a una economía socialista.
Los economistas liberales argumentan que, en esencia, la redistribución del ingreso es "castigar al exitoso" y que desincentiva el trabajo y el progreso económico del individuo.
Es innegable que la medición de la polarización económica lleva asociadas ciertas dificultades y juicios de valor. Sin embargo, desde un punto de vista ético resulta necesario evaluar en México, cuánta polarización regional hay y si ésta está creciendo o disminuyendo debido a las implicaciones sociales, políticas y económicas. Con base en la metodología de Esteban, Gradín y Ray (1999), se hace un estudio de la evolución de la polarización regional en México entre 1980 y 2004, empleando series quinquenales del producto interno bruto por habitante. La evidencia empírica aportada señala claramente un aumento de la polarización regional, con una tendencia explosiva a partir de 1995, sugiriendo la existencia de un proceso de dualización en los niveles de desarrollo regional en torno a dos polos distantes –norte y sur del país– en cuanto a sus respectivos niveles de producto per cápita. Asimismo, los resultados muestran que las distancias del producto por habitante entre las dos regiones han aumentado suficiente y consistentemente para hacer que ésta parezca insalvable de seguir con la misma estrategia económica nacional.
https://landportal.org/node/39261
http://www.pued.unam.mx/export/sites/default/archivos/SUCS/2017/221117.pdf
https://imco.org.mx/distribucion-de-la-riqueza-mundial-via-el-pais/
https://www.significados.com/distribucion-de-la-riqueza/